top of page

DESPIERTA


Hay algo de lo que me doy cuenta: Realmente me da mucho miedo que la gente verdaderamente crezca. Es como si me diera cuenta de que evidentemente me dedico a ayudar, pero al mismo tiempo no quiero que nadie me supere. Cuando descubrí esto, también me di cuenta de que se trataba de un sentimiento de inferioridad porque si en verdad me sintiera plena y abundante sabría perfectamente que ayudar al otro a que realmente “me supere” sería un acto de amor hacia la humanidad.

Como muchos sabrán, una herramienta que suelo utilizar es el tarot. No lo uso de forma mística, no es como que sea vidente o algo así, simplemente creo que me volví muy experta interpretando el significado inconsciente y arquetípico de cada carta. El punto es que llevo algún tiempo consecutivo donde la única carta que llama mi atención es la carta de “El Ermitaño”.

Su frase principal es “quien mira afuera sueña, pero quien mira adentro despierta”.

Cada vez que me sentía atraída por “El Ermitaño” era un recordatorio para despertar de mi propia ilusión. El problema no era realmente ayudar al otro y que se vuelva un experto en sí mismo. El problema era que yo estaba huyendo de mi misma. Yo estaba huyendo de mis pasiones, de mi poder. Empecé a estar tan preocupada por el jardín del vecino, temiendo que fuera mejor que el mío que olvidé por completo mi jardín. Y entre más me olvidaba de mi jardín más bonito estaba el del vecino y era entrar en un circulo vicio de miedo, de sentirme inferior. ¿Alguna vez te ha pasado algo similar? Creo que a veces dedico tanto tiempo en los “planes que tiene mi Ego” que me olvido de lo verdaderamente importante quedándome con una sensación de insatisfacción.

Siempre va a existir una necesidad enorme en cada uno de nosotros de sentirnos apasionados por algo. Algo que trascienda al Ego. Dedicar nuestra vida a algo realmente superior: Yo lo definiría como “Self”. Ese Yo que es más sabio que todo lo que has obtenido del discurso dominante Egoico.

El problema es que a veces para poder poner atención a nuestro propio jardín hay que estar solos. Jesús dijo: Cuando una persona se encuentre solitaria estará llena de luz, pero cuando se encuentre dividida estará llena de oscuridad.

La palabra soledad viene de su etimología “Unido”. Solo pasando un rato en la soledad puedes unirte a ti mismo. Puedes ver tu propio jardín para atenderlo. El Ermitaño es ese arquetipo del viajero que utiliza su lampara para iluminar su propia oscuridad. Su luz brilla para otros, pero no lo hace de modo deliberado. Si las vidas son iluminadas a su paso, se deberá a que ha ayudado quizá de la única manera en la que el ser humano puede ayudar a los demás, esto es; siendo plenamente él mismo.

Cada uno de nosotros debe descubrir su propia luz interior, porque en el momento que dedicas tu vida a ver el jardín del vecino, el momento en el que confías en que alguien más sabe más que tú mismo, en ese momento que traspasas tu propia luz, lo has perdido todo.

¡Despierta! Despierta y confía. Confía en que tu única labor es ser tú. Convertirte en tu yo-mismo, que no hay quien tenga más respuestas que tú. Descubre cuales son esos miedos, que, así como los míos, nos hacen voltear a ver el jardín del vecino y no el nuestro. Nos hacen perdernos en el mundo exterior olvidado que la única forma de encendernos es voltear adentro.

Recuerda que cristo es concebido no hecho, lo que equivale a decir que él nace de nuevo en cada uno de nosotros. No pretendas renacer confiando en alguien más. Renace confiando en ti, escuchándote a ti y si tu despertar ayuda a brillar a otros en el camino, acéptalo. Disfrútalo. Vives en un mundo aun físico donde inevitablemente necesitas de tus sentidos para estar aquí, así que experimenta, vive, sonríe, llora, haz lo que tengas que hacer, pero confía en que tienes que emprender ese viaje como el “El Ermitaño” un viaje que te llevara de vuelta a tu hogar, de vuelta a ti mismo.

bottom of page